MICROQUIMERISMO: El vínculo materno-filial que no se compra

Este artículo pretende ser el cierre al tema que he estado abordando en mis otros dos anteriores artículos. Con él quiero poner el broche final al tema de los vientres de alquiler (gestación subrogada) tan candente en estos tiempos.

He querido abordarlo desde un punto de vista objetivo y científico (salvo esta introducción) para que quien lea pueda tener una información aséptica, rigurosa, objetiva e informada alejada de valoraciones subjetivas; poniendo el foco en la importancia que un embarazo tiene, que no es un trámite burocrático, ni un proceso estanco que empieza y acaba con un contrato y un pago, y que tiene unos efectos y consecuencias tanto para los bebés como las madres gestantes.

Aunque si bien es cierto, en los tres hay valoraciones propias y personales dado que como persona tengo mi propia opinión, pero he querido fundamentar el por qué estoy en contra de esta forma de acceder a la maternidad/paternidad, mercantilizando el cuerpo de la mujer, lo que para mí es otra forma de compra/venta de seres humanos, y por tanto creo que no es una manera adecuada, ni ética de ser madre/padre; creo que existen otros medios por los cuales serlo sin tener que alquilar un útero. ¿Dónde hemos llegado? Un mundo que ve bien comprar a las personas por partes, comprar procesos biológicos, y pagar a un tercero por el deseo de tener un hijo/a biológico.

Inundamos calles, RRSS, y medios de comunicación, con el mensaje: “No compres, ADOPTA”. Para acabar con el negocio de la compra/venta de animales domésticos que llena de perros y gatos abandonados calles, tiendas, perreras y protectoras, pero en cambio tenemos carteles y anuncios en medios y RRSS que dicen lo contrario cuando nos referimos a seres humanos: “No adoptes, COMPRA”. ¿Soy la única que no le encuentra sentido? Si no queremos perreras/protectoras llenas de animales abandonados y/o traficados, ¿por qué no luchamos por vaciar orfanatos y centros de menores abandonados? Exijamos mejores recursos y servicios sociales que agilicen trámites de adopción, que no se tarden años en un proceso adoptivo para poder tener un hijo/a. ¿Por qué nadie hace leyes para eso? Personalmente, pienso que es porque no hay “negocio” en ello, y en los vientres de alquiler sí lo hay, y porque vivimos en un mundo snob donde tener hijos sí, pero siempre y cuando sea “mío”, que tenga mis genes, y que perpetúe “mi estirpe”.

Entiendo que no se es más madre/padre por parir, pero tampoco se es menos hijo o hija por ser adoptado; y ahí los defensores de la gestación subrogada no parecen estar de acuerdo. Pero por más negacionistas que sean, por más que se quiera hacer ver que el embarazo es algo estanco que no tiene mera importancia en el proceso vital de una persona (madre/hijo/hija), no es cierto.

Dentro de 20 o 30 años abrán personas quieriendo encontrar a esas mujeres que les gestaron en Ucrania, India, México, EEUU, Canadá, Nepal, etc. porque es intrínseco en el ser humano querer saber de dónde viene, y querer saber la verdad. No cuentos de hadas donde mujeres felices y sonrientes paren a bebés de otros vendiendo sus cuerpos por una necesidad económica.

El presente artículo pretende darle la importancia que tiene un embarazo para la mujer que gesta al bebé y viceversa. El vínculo que se establece entre ambos que no se compra ni se vende con 5.000, 40.000 o 150.000 euros.

1. ¿Qué es el Microquimerismo?

Durante el embarazo, la madre gestante transmite diferentes sustancias como células, oxígeno y alimento, haciendo que el feto se desarrolle, se nutra y sobreviva durante los nueves meses del periodo de gestación. A finales de los ´90 se descubrió que la transmisión de la información genética materno fetal no es unidireccional, sino que las células del bebé también se transmiten e interactúan con las células de la madre. A esta transmisión e intercambio de células e información genética, es lo que se llama Microquimerismo (células en un cuerpo ajeno). Concepto que hace referencia a aquella situación en que una persona tiene en su organismo células de otros individuos, disponiendo en su interior de un pequeño porcentaje de ADN diferente al suyo propio. Estas células establecen relación con las genéticamente propias del sujeto, pudiéndose crear un vínculo entre ambos tipos de célula. El Microquimerismo, se trata de un mecanismo existente desde hace millones de años, aunque es cierto que fue descubierto a finales del siglo XX.

El Microquimerismo se da con más frecuencia en la naturaleza entre dos organismos multicelulares es el que se produce durante el embarazo, conocido como Microquimerismo fetal, ese lazo invisible pero innegable que se produce entre madre-hijo/a. Está claro que factores culturales y sociales influyen también esa unión tan especial pero la ciencia ha demostrado que se producen ciertos cambios en el cerebro de la madre gestante que están relacionados en la formación de esa unión materno filial.

Un factor responsable de estos cambios es el Microquimerismo fetal (presencia de células del feto en el cerebro materno). Desde la década de los ‘70 se ha descubierto que células fetales pueden pasar a la sangre de la madre gestante, acumulándose en varios de los órganos de ésta; y viceversa, ya que este sistema es bidireccional, lo que hace que células de la gestante puedan pasar al feto y concentrarse en su sistema también. Durante el embarazo madre y bebé están conectados por placenta y cordón umbilical; es a través de dicha conexión por la que intercambian algunas células y se integran en sus organismos. Se ha detectado que a partir de la cuarta semana de gestación ya pueden hallarse células fetales en el organismo materno, aunque en general es a partir de la séptima semana que pueden ser hallados en todos los embarazos.

Esta relación de las células de madre y bebé no se pierde tras el parto, las investigaciones han hallado la presencia de células fetales en el cuerpo de la madre tras décadas de haber dado a luz. Estas células se expanden por los organismos de madre-bebé, pudiendo ser éstas encontradas en corazón, hígado, cerebro, etc. interactuando con las células propias de ambos dos, (de 2 a 6 células por mililitro en la sangre según las investigaciones). Estas células procedentes del otro organismo incluso se integran tejidos, estructuras y el sistema nervioso. Expertos científicos han descrito los efectos de estas células, siendo uno de ellos el afecto materno filial, por lo que el hecho de que parte del propio ADN esté en el otro hace que este vínculo entre la madre y su bebé sea fuerte durante toda la vida; aun incluso se han descrito casos de Microquimerismo en mujeres que han abortado (natural o provocado).

La prestigiosa revista de divulgación científica, “Scientific American”, publicó un artículo llamado “El vínculo entre madre e hijo es profundo, y una nueva investigación sugiere una conexión física incluso más profunda de lo que nadie pensaba”. y destaca la importancia clínica de este descubrimiento no solo a nivel biológico, sino también a nivel emocional que el cerebro de la madre almacene células de sus hijos/as procedentes de la gestación. La investigación que cita el artículo, en concreto, partió de un estudio del cerebro de una mujer muerta, en ella se buscaron células con cromosoma Y, hallándose éstas en el 60% del cerebro y en muchas de sus regiones.

Robert Martone (jefe del área de Neurociencia terapéutica en el Covance Biomarker Center of Excellence en Greenfield, Indiana, EE.UU.), y autor del artículo, dijo que este fenómeno se descubrió al hallar células con el cromosoma Y circulando por el torrente sanguíneo de mujeres tras el embarazo; estas células masculinas, según R. Martone, “No podían provenir de la mujer, sino más probablemente de sus niños durante la gestación”, mediante el intercambio que se produce a través de la placenta.

Para concluir este punto, cabe decir que:

  • El Microquimerismo no se da solo en el caso del embarazo, también por ejemplo en los casos de trasplantes de órganos, aunque en el presente artículo solo me centro en el embarazo dado el cariz del tema (vientres de alquiler) que se trata en él.
  • Los estudios en su totalidad están centrados en madres de bebés varones dado que el cromosoma Y es más fácil de detectar por su diferencia con el cromosoma X; ya que si el bebé es mujer hablamos de dos cromosomas XX.
  • Puede darse transmisión celular entre gemelos y entre hermanos mayores a menores a través de las células que los mayores han dejado en su madre.
  • Dado que el intercambio celular es bidireccional, una persona posee células de su madre, estudios han mostrado una batalla entre células de la abuela y células del futuro hijo dentro del sistema materno.

2. ¿Cómo surge el vínculo entre una madre y su hijo?

Desde las etapas tempranas de la gestación hay experiencia de maternidad, físicamente es así tal y como demuestra el “Informe científico sobre la comunicación materno-filial en el embarazo: células madre y vínculo de apego en el cerebro de la mujer”, como resultado de la investigación dirigida por Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra.

La vinculación madre-hijo/a, se inicia con el comienzo del proceso biológico natural del embarazo; se reduce el estrés en la gestante por la desactivación de la hormona cortisol, por el contrario  se libera oxitocina y aumenta la confianza; esta transformación, junto a otros cambios hormonales en el cerebro de la madre; a partir del día 15, implantado en el útero, el embrión se comunica con los tejidos de la madre, iniciando así una relación especial entre ambos.

Entre el segundo y el cuarto mes, se produce entre 10 y 100 veces más progesterona y se almacena la oxitocina en neuronas del cerebro. La oxitocina se libera a partir del quinto mes de embarazo con los movimientos del bebé. Esta hormona, posee receptores en diferentes áreas del cerebro y las desarrolla permitiendo que la madre gestante desarrolle una capacidad especial para conocer las necesidades del bebé, un vínculo natural emocional y afectivo generado en la madre por el proceso del embarazo. Este vínculo se refuerza con el parto y la lactancia, porque se potencian los circuitos neuronales más fuertes de la naturaleza, hablamos del vínculo de apego.

Según este informe de la Universidad de Navarra la comunicación materno-filial en el embarazo se produce desde el inicio. Mientras el embrión atraviesa las trompas de Falopio, envía avisos moleculares a los que la madre responde, estableciéndose un diálogo molecular para pasar los 9 meses de vida en simbiosis.

Para el investigador R. Martone, en su vertiente terapéutica, concluye que este nuevo campo de investigación (Microquimerismo) es “un recordatorio de nuestra interconexión”. La interconexión máxima, entre madre e hijo/a, perdurando más allá de la muerte de uno de los dos, en caso de aborto o muerte de la madre. M. Àngels Claramunt, en el libro La cuna vacía, todos los bebés que han estado en nuestro seno dejan sus huellas (a nivel psicoafectivo y biomolecular), también los que lo han estado por poco tiempo, incluso los bebés que no llegan a nacer con vida dejan parte de sus células en el cuerpo materno.

3. Efectos en la madre

La interacción que se produce entre la madre y el bebé que está gestando hace que las células de la madre aporten efectos beneficiosos al bebé, y viceversa.

La cantidad de células fetales encontradas en muestras sanguíneas de la madre incrementan conforme el embarazo progresa. En el segundo trimestre pueden hallarse de 2 a 3 células fetales por cada mililitro de sangre en una muestra, pero ésta decae tras el parto dejando una concentración mínima, aunque esto no ocurre igual en todas las embarazadas. Esta presencia de células fetales tiene una prevalencia entre el 23 – 64% del total de mujeres en diferentes grupos estudiados. También estos análisis han indicado que las células fetales pueden encontrarse dentro de los órganos maternos por décadas (la sobresaliente la de una mujer de 94 años en quien se encontraron células fetales en su cerebro).

Las investigaciones han comprobado, que las células fetales contribuyen a curar heridas y lesiones internas, y participan también en la reducción de síntomas de trastornos como el dolor en la artrosis, en la mejora el sistema inmune, facilitan el desarrollo de futuros embarazos, reducen la probabilidad de cáncer y tienden a participar en la regeneración de tejidos, observándose su implicación en la recuperación de enfermedades cardíacas o hepáticas, e incluso se guardan en la médula ósea formando parte de la reserva natural de células que todos tenemos. Al ser células más jóvenes que las de la madre, tienen gran capacidad para regenerar el cuerpo de la mujer como en el caso de células de feto varón convertidas en cardiomiocitos que han participado en la reparación del corazón de la madre con cardiopatía; esto es porque son pluripotenciales, células PACP (progenitores celulares asociadas al embarazo). Por su origen fetal, las PACP tienen gran capacidad de autorrenovación y colaboran con las células madre adultas en la función regenerativa del cuerpo de la mujer.

4. Efectos en el bebé

El Microquimerismo madre-bebé, tiene una importancia vital para el organismo de éste, aunque ciertamente se trata del Microquimerismo que menos atención ha tenido, dado que los estudios e investigaciones se han centrado más en los efectos que tiene esta transmisión en la madre.

Se ha detectado que la presencia de células maternas en el organismo del hijo o hija ayudan por ejemplo a niños diabéticos a luchar contra su afección.

La utilidad de este intercambio materno-fetal sobre el bebé es que las células fetales son pluripotenciales (como las células madre), esto significa que tienen la capacidad de diferenciarse en cualquier otro tipo celular, lo que quiere decir que cuando las células fetales pasan a la circulación materna y se anidad en algún órgano de la mujer e integrarse en él. Esta capacidad de las células fetales ha sido relacionada con cambios en la madre que favorecen la supervivencia del recién nacido. Por ejemplo, la presencia de células fetales en las mamas de la mujer, en el post parto, las células fetales se integran al estroma mamario y favorecen la producción de leche, así proveen de más nutrientes al nuevo bebé.

Así mismo, las células fetales son atraídas a áreas de lesión de una mujer post parto, en donde favorecen procesos de cicatrización como en el caso de una cesárea. Esta aparente ayuda a la madre actúa en beneficio del recién nacido, ya que favorece un mejor cuidado materno.

Fuentes consultadas

-“Informe científico sobre la comunicación materno-filial en el embarazo: células madre y vínculo de apego en el cerebro de la mujer”, 2016. Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra.

– Artículo revista Scientific American: “Scientists Discover Children’s Cells Living in Mothers’ Brains”, 2012. Autor, Robert Martone. Jefe del área de Neurociencia terapéutica en el Covance Biomarker Center of Excellence en Greenfield, Indiana, EE.UU.

– Artículo web https://psicologiaymente.com Autor, Oscar Castillero Mimenza. Psicólogo. Especialista en Psicología clínica.

Artículo originalmente publicado en NuevaRevolucion.es el 26/08/2019

Escrito por Laura Isabel Gomez Garcia (La Gata Negra)

Ovodonación: Las mujeres biónicas

Históricamente la valía de las mujeres se ha basado en la capacidad reproductiva, sobre todo, y en la belleza. Hasta hace no mucho, tener una hija fea y/o con incapacidad para procrear era una desgracia para la familia pues era una mujer “incasable”, con todo lo que ello conllevaba, porque ésta pasaba a ser una carga para su familia, una boca más que alimentar pero que no producía nada. La vida de las mujeres, entonces, se reducía a ser madre y esposa, si no podía ser ni lo uno ni lo otro, ¿qué sentido tenía la vida de esas mujeres? Sin acceso a estudios, ni trabajo remunerado y reconocido, ¿qué futuro tenía? Pasaban a ser solteronas y una vergüenza para su familia que se convertían en la comidilla de la comunidad en la que vivían. Por otro lado, si se casaban y no se quedaban embarazadas, siempre-siempre, “la culpa” era de la esposa, ella siempre era la infértil, nadie pensaba que fuera el marido el estéril o que tuviera algún tipo de problema en su sistema reproductor. Estos casos también eran terribles para las mujeres porque podían ser repudiadas por los maridos, con la consecuente vergüenza para la familia que debía recogerla otra vez en el hogar familiar mientras el marido pasaba a la siguiente esposa que procurara la continuación de la estirpe.

Es la capacidad de engendrar y parir de las mujeres la única cosa que los hombres no pueden hacer y es esa capacidad la que siempre han soñado tener. Ahora gracias, o más bien por desgracia, del invento del alquiler de úteros les ha dado la posibilidad de poder ser padres cuando y como quieran sin necesidad de tener una pareja mujer. Parejas heterosexuales y homosexuales, han envidiado siempre a las parejas lesbianas o a las mujeres solteras que podían decidir ser madres sin necesidad de tener una pareja masculina. Pero el sistema capitalista feroz en el que vivimos que mercantiliza y comercia con absolutamente todo, inventó “la gestación subrogada” y así de fácil eliminaban a la mujer dentro de la ecuación para ser padres porque ahora les basta pagar a una mujer empobrecida por gestarles un bebé al que compran.

Para empezar, no existe semejante cosa como la gestación subrogada porque gestar es una función puramente biología que sucede en el útero de una hembra, y al igual que no puedes subrogar un pulmón para respirar, o un riñón para filtrar la sangre y orinar, un útero no puede ser subrogado para gestar. Así que mejor hablemos con propiedad, y digamos que estamos hablando de comprar seres humanos a través del uso del útero de una mujer.

Pero no voy a extenderme más en el tema de los úteros de alquiler porque ya escribí una trilogía bastante amplia al respecto que puede leerse aquí en NuevaRevolucion.es.

Otra de esas formas de mercantilizar las funciones biológicas exclusivas de las mujeres para el uso y disfrute de todo el mundo, es la donación de óvulos. 

Muchas personas en seguida saltaran con ¿y la donación de esperma? En un intento por establecer un símil como si lo uno fuera igual a lo otro, ¡y ni de lejos! No tiene nada que ver la donación de esperma que consiste en eyacular en un bote a través de una masturbación in situ, que la técnica que se utiliza para extraer óvulos de los ovarios de una mujer.

En este artículo pretendo exponer en qué consiste esta técnica, y las consecuencias y riesgos que tiene para las mujeres, a las que se “les vende” la donación de óvulos como algo inocuo y trivial (como en el caso de los hombres y la donación de esperma), cuando no lo es. Una vez más entorno al cuerpo de la mujer se ha creado todo un negocio en el que poco o nada importa la salud de las mujeres y que todo se repara con una contraprestación económica con la que todo se trata de blanquear bajo el buenismo del altruismo y la solidaridad para con los demás. Espero que para todas las mujeres que estén pensado en donar sus óvulos este artículo les sirva de ayuda. 

Ovodonación: No es donación, es mercantilización

La industria de la donación de óvulos mueve más de 600 millones de euros al año en nuestro país, (632 millones en el último año para ser exactas según el último Informe Especial de Centros de Reproducción Asistida https://www.dbk.es/es/detalle-nota/centros-reproduccion-asistida-2020 publicado en 2020 por la consultora DBK), siendo cerca de 300 clínicas privadas las que componen este sector en España.

España ostenta la primera posición del ranking europeo de países exportadores de óvulos lo que la convierte en “el granero europeo” de óvulos, ya que un tercio de los óvulos donados por mujeres españolas son destinados a mujeres de otros países; en concreto, según datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) del 2016, el número de ovodonaciones en España ese año alcanzó las 32.223, de las cuales 12.393 (un tercio) fueron a parar a pacientes residentes en el extranjero (el 40% francesas). Esto es debido porque Francia solo permite someterse a una técnica de recepción de ovocitos a mujeres heterosexuales, ello explica que se deriven a España los tratamientos de lesbianas y mujeres solas francesas.

Además, cabe añadir que España se sitúa en el segundo país de destino mundial de turismo reproductivo, (el primero es EE. UU). Según Vincenzo Pavone, director del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),  “el secreto del éxito español” reside en cómo está planteado el mercado.

“España tiene un diseño de mercado que funciona perfectamente. Logra mezclar de una manera eficaz el incentivo económico, que ronda los 1.000 euros, con el incentivo social, que es el altruismo. Esto consigue que se movilicen muchas donantes”. (Vicenzo Pavone)

Por el contrario, en otros países europeos escasean las donaciones debido a que no se compensan económicamente (por ejemplo Italia) o solo se les retribuyen gastos como el transporte hasta la clínica (como en Francia). “Esto genera un enorme turismo reproductivo en España”, explica el investigador del CSIC.

El segundo país del continente europeo en tratamientos de recepción de ovocitos es Rusia, según datos de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología de 2014, fueron 5.619, lejos de los 30.576 realizados ese mismo año en España.

Todos estos datos se traducen en que la mitad de los tratamientos con óvulos del continente europeo se realizan en nuestro país. ¿Por qué? La respuesta es tan simple como reveladora: Las españolas somos las blancas más pobres de occidente. ¿Y por qué esta codicia por extraer óvulos de mujeres sanas, jóvenes y fértiles? La respuesta como en la anterior cuestión es también muy simple y reveladora: Porque las mujeres no tenemos un número infinito de óvulos disponibles en nuestros ovarios, sino que nacemos ya con un número limitado de ellos (alrededor de 400) que han de durar toda nuestra vida fértil, es decir estamos hablando de una biomercancia muy limitada con la que comercializar en mercados nacionales e internacionales para ser usada en la reproducción asistida, pero también para la investigación, y/o para algo mucho menos ético como son la gestación subrogada y la clonación “terapéutica”.

Además, la ovodonación es una eugenesia encubierta ¿Por qué? Pues porque somos seleccionadas en base a nuestras características físicas como el color de los ojos/pelo, la raza, altura/peso, edad, etc. y si no damos el perfil somos descartadas, sin más.

La donación de óvulos es otra forma de explotación del cuerpo de las mujeres, en este caso, explotación reproductiva y como en todos los casos donde hay explotación, los efectos sobre la salud y los riesgos que corren las mujeres que se someten a ella son muy importantes. Mujeres que en su mayoría son mujeres jóvenes, muchas de ellas en situación económica precaria, y muchas de ellas universitarias, de ahí que la mayor “cantera” se encuentre en las universidades y centros educativos de grado superior de nuestro país, en los que se lanza el mensaje de “si necesitas dinero para tus estudios, dona tus óvulos”. Algo que es repugnante moralmente y además que debiera ser perseguido legalmente, pues según la ley la donación de óvulos deber ser eso, altruista y la contraprestación económica no puede ser un incentivo para ello. Pero si consideramos que muchas de las mujeres donantes son estudiantes universitarias, la compensación económica no es indiferente. Recordemos que en España el sueldo mínimo son unos 950 euros/mes, y donando óvulos en dos semanas son 1.000 euros.

En este punto es oportuno recordar lo que recoge al respecto la Ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción humana asistida:

“La donación nunca tendrá carácter lucrativo o comercial. La compensación económica resarcitoria que se pueda fijar sólo podrá compensar estrictamente las molestias físicas y los gastos de desplazamiento y laborales que se puedan derivar de la donación y no podrá suponer incentivo económico para ésta. Cualquier actividad de publicidad o promoción por parte de centros autorizados que incentive la donación de células y tejidos humanos deberá respetar el carácter altruista de aquélla, no pudiendo, en ningún caso, alentar la donación mediante la oferta de compensaciones o beneficios económicos.

Dentro de la misma ley encontramos recogidas como faltas graves:

Artículos 5.3 y 11.6 -> La retribución económica de la donación de gametos y preembriones, o compensación económica. 

Artículo 5.3 -> La publicidad o promoción que incentive la donación de células y tejidos humanos por parte de centros autorizados mediante la oferta de compensaciones o beneficios económicos. 

Pero en cambio, respecto a los Artículos 5.3 y 11.6, se vulneran gravemente como hemos visto, porque sabemos que las mujeres que “donan” sus óvulos son compensadas con entre 800 y 1000 euros bajo el pretexto de que es un dinero destinado a compensar gastos por “las molestias ocasionadas”. Esto es algo que no sucede en otros países europeos, como he mencionado anteriormente, precisamente para evitar la explotación reproductiva.

En resumen, haciendo cuentas: mientras que “los beneficios que obtienen las clínicas pueden alcanzar hasta los 10.000 euros por el tratamiento” según declaraciones de Vincenzo Pavone, director del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, y según la Dra. embrióloga, Rocío Núñez Calonge “una clínica invierte, en total, unos 3.000 euros en extraer óvulos de una donante”, la conclusión es: negocio redondo. 

Y en cuanto al Artículo 5.3 sobre la publicidad o promoción encontramos que los anuncios de donación de óvulos están por todos los tablones de anuncios de las universidades, en Internet y en las redes sociales donde es un bombardeo constante para captar donantes. Detrás de todo ello están las empresas privadas, todas ellas clínicas con tanto renombre como IVI, FIV Dona, y Sanitas, entre otras muchas. Todas ellas depredadoras que venden la ovodonación como un acto de ayuda, amor y solidaridad, pero nada más lejos pues tras esto lo que hay es una industria con caja registradora que no para y que juega con la necesidad económica de demasiadas mujeres empobrecidas y precarias, como siempre.

Si esto es así, entonces ¿por qué llamarlo altruismo?, la respuesta es simple. Para vender el discurso perverso de “ayudar a las que no pueden a ser madre”.

Todo lo que tiene que ver con las mujeres y sus cuerpos cuando hablamos de explotación reproductiva van de la mano del discurso de captación que apela a la generosidad, a despertar la empatía por otras mujeres que no pueden ser madre de manera natural, y así ser esa “hada madrina” que hace realidad el sueño de otra mujer, etc. Un chantaje y manipulación emocional a través de una estrategia de marketing de las que el biomercado ha hecho de las mujeres “el cuerpo de obra” favorito pues cuando hablamos de donación de esperma, el discurso de captación es radicalmente el opuesto donde la donación se vende como algo “lúdico”, donde no hay hombres tristes ni frustración masculina por no ser padre, ni hay sueños de otros que ayudar a cumplir, sino solo la motivación de ganar un dinero extra solo por el mero hecho de eyacular en un bote de plástico.

El sistema capitalista y neoliberal en el que vivimos convierte a las mujeres tanto en la mercancía a consumir como en las consumidoras dentro del biomercado. Un sistema perverso en el que el desempleo y la precariedad nos hace que caigamos en la explotación reproductiva (y sexual) por necesidad económica; nos hace que tengamos que posponer la maternidad a una edad muy tardía, (la demanda de terapias dereproducción asistida ha aumentado en los últimos años debido a ello, de hecho, en España un 7 % de los nacimientos son a través de la reproducción asistida); pero por otro lado desde que estamos en edad fértil se nos bombardea con la idea de la maternidad casi por imposición, algo que hace que las mujeres que no consiguen quedarse embarazadas se desesperen y acaben por querer ser madre a cualquier precio y a toda costa aun y cuando ello signifique someterse a un tratamiento de fertilización o explotar el cuerpo de otra mujer; un  engranaje en el que la culpa juega un gran papel: culpa por no poder concebir, culpa por poder hacerlo y no aprovecharlo mientras otras no pueden, culpa por no querer ser madres y desperdiciar nuestros óvulos que acaban en menstruaciones mes tras mes, culpa por sí ser madres y perder nuestros empleos, culpa por ser madre más allá de los 40, culpa, culpa, culpa…

Efectos de la ovodonación para salud de las mujeres

Antes he mencionado “la compensación” que se paga a las donantes por cada donación, entre 800 y 1000 euros. Esto algunas personas lo llamarán “dinero fácil”, pero como ocurre con la prostitución, debemos hacernos la reflexión: ¿realmente es dinero fácil? Vamos a ver en qué consiste la donación de óvulos, el proceso y los efectos/riesgos para la salud de las mujeres, a ver si realmente es “tan fácil”.

La ovodonación, es un procedimiento que dura unas dos semanas, pero puede llegar a durar hasta dos meses. Según la doctora embrióloga Rocío Núñez Calonge, “El proceso es largo, puede durar dos meses contando el tratamiento para estimular la ovulación”. Tiempo en el que las mujeres son hipermedicalizadas a través de inyecciones de hormonas para estimular la producción de óvulos (entre 10 y 20 óvulos por ciclo), una medicación que se les entrega a las donantes y que ellas mismas han de inyectarse durante 12 días; pero hay que destacar que el efecto de éstas es desconocido porque no han sido testadas, usando nuestros cuerpos y úteros como si fueran ratones de laboratorios.

También son sometidas a ecografías en las que se coloca una sonda ecográfica en el interior de la vagina; a análisis de sangre, a controles hormonales, para terminar con una punción vaginal que se realiza en quirófano y que precisa anestesia. Esta punción folicular es una cirugía menor pero que como cualquier intervención implica riesgos y dolor pero que es necesaria para extraer los óvulos. La intervención consiste en realizar, a través de la vagina, una punción en los folículos que se encuentran en los ovarios, mientras la donante permanece anestesiada (dormida) 20 minutos, para posteriormente pasar a la sala de recuperación, donde se queda alrededor de tres horas tras las cuales puede marcharse.

Lo que no te cuentan es lo que puede suceder tras esto

Efectos, peligros y riesgos para la salud integral y reproductiva de las mujeres, entre los cuales podemos enumerar los siguientes:

  • Síndrome de hiperestimulación ovárica
  • Perforaciones intestinales y de vejiga
  • Fallo renal
  • Pólipos intrauterinos
  • Quiste de ovarios
  • Tromboembolismo
  • Distrés respiratorio agudo
  • Hemorragia por la rotura del ovario
  • Adelanto de la menopausia (con los efectos asociados, como envejecimiento prematuro y osteoporosis) e infertilidad

También se han dado casos de cáncer en mujeres muy jóvenes sin antecedentes familiares y sin factores de riesgo, pero que sí compartían un único factor en común: todas ellas habían sido donantes de óvulos.

Lo que queda claro es que las mujeres dentro de esta maquinaria perversa, disfraza de altruismo, ayuda y todo “por amor al arte”, son la parte más vulnerable. Aunque todo esto, como ya hemos visto, es vendido a las mujeres como algo inocuo, sin riesgos y sin efectos adversos para nuestra salud integral y reproductiva, cuando es radicalmente falso. No nos informan convenientemente de los peligros que conlleva esta práctica ni en lo qué consiste realmente, y que tiene un largo listado de efectos y riesgos tanto a corto, a medio, como a largo plazo para nosotras. A esto debemos añadir que no se hacen seguimientos sanitarios de ningún tipo a las mujeres donantes, algo que no sucede en otros tipos de donaciones (órganos, fluidos, tejidos, células, etc.). Tampoco consta ningún informe ni estudio sobre efectos/riesgos de la ovodonación, por lo que hay mujeres jóvenes que, por necesidad económica, recurren a esta forma de obtener dinero en sucesivas ocasiones sin ser conscientes de los peligros para su salud reproductiva e integral.

Creo que, con esto, la pregunta abierta que lancé antes sobre que la ovodonación era una forma de ganar “dinero fácil” queda ampliamente respondida. Dinero fácil es eyacular en un tarrito de plástico y que te den 50 euros con su palmadita en la espalda. La donación de óvulos, NO.

Pero, por si fuera poco, a todo esto, hay que añadir la falta de ética de las empresas que se saltan continuamente la legislación vigente, porque según la ley solo pueden nacer seis niños por donante y, ha de hacerse un seguimiento, por lo que se debe crear un registro nacional donde volcar los datos de cuántas veces una mujer ha donado sus óvulos (aun y cuando la donación se haya realizado en distintas clínicas), y de cuántos bebes han nacido de sus óvulos. Sin embargo, en la práctica esto no se hace, y cuando se hace no se hace correctamente porque entre otras cosas, no es obligatorio. Por eso, el registro sirve para poco y se exceden continuamente el número de ovodonaciones, y es por eso también que hay que forzar que sea por ley el que todos los centros estén obligados a registrar todos los datos de las mujeres donantes.

Cierro el artículo con este enlace https://www.publico.es/sociedad/ovodonacion-compra-venta-ovulos-negocio-costa-salud-precariedad-economica-mujeres.html que lleva a otro artículo  de Núria Coronado Sopeña, que recoge un testimonio muy revelador e ilustrativo de Aida Martín Gómez, una mujer que estuvo a punto de morir desangrada tras someterse a la extracción de sus óvulos y que en el artículo explica ampliamente su experiencia y las consecuencias que tuvo para ella.

También dejo el link al Manifiesto “Stop a la explotación reproductiva de la ovodonaciónde la compañeras de Rapiegas y que es importante que firméis, por favor https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdjmMv1D0_k_e3c2Kwj7tSKI-6nEQMBSWcwnui2yr8Bj3oRDw/viewform?gxids=7628 

Las mujeres estamos hartas de que se nos use, y abuse. Nuestros cuerpos son mercantilizados para ser comprados-vendidos, y puestos a disposición del mejor postor para su uso y disfrute. SIEMPRE a costa de la precariedad y la pobreza de las mujeres. No somos úteros con patas para gestar seres humanos para terceras personas, no somos graneros de óvulos, no somos vaginas/bocas/anos para ser violadas por puteros y explotadas por mafias y proxenetas, y filmadas por la industria de la pornografía. Las mujeres somos seres humanos con derechos humanos, y con dignidad, ya basta de vendernos y comprarnos por partes. No somos biónicas, somos humanas.

Artículo originalmente publicado en NuevaRevolución.es, el 17/05/2021, escrito por Laura Isabel Gomez Garcia (La Gata Negra)

Violencia obstétrica

La violencia obstétrica hace referencia a todas las conductas, actos y prácticas que por acción u omisión son realizadas por profesionales de la salud sexual y reproductiva que afectan al cuerpo de la mujer y a sus procesos reproductivos. Algunos ejemplos serian tales como una excesiva medicación innecesaria y/o injustificada, trato inhumano en consultas ginecológicas, paritorios y exploraciones, así como una patologización de procesos naturales que, en vez de tratarse como parte de la naturaleza de la biología femenina, son abordados como enfermedades que han de tratarse.

También sería violencia obstétrica tocamientos injustificados y abusivos de carácter sexual, procedimientos invasivos cuando podrían realizarse otros más respetuosos y menos agresivos aprovechando la vulnerabilidad de la mujer en estado de gestación, en el momento del parto y posparto, así como cuando está en las consultas tocológicas y ginecológicas.

Por otro lado, las mujeres y las niñas sufren ese tipo de violencia cuando se solicitan otras formas de atención a su salud sexual y reproductiva como, por ejemplo, en exámenes ginecológicos, en casos de abortos, tratamientos de fecundidad y anticonceptivos, dentro de/y en contextos de salud sexual y reproductiva sin tenerlas a ellas como sujeto activo en la toma de decisiones.

Hasta ayer mismo, de hecho, aún hoy, dentro del ámbito de la salud de la mujer se refiere, ésta es vista como un “sujeto pasivo”. Esto quiere decir que la parturienta apenas tiene capacidad de decisión sobre su propio cuerpo, ni sobre el proceso del parto. Se la infantiliza, y en ocasiones no se la informa debidamente, viéndose sometida a situaciones de falta de respeto a la hora de dirigirse a ella personalmente, o a la hora de tocar su cuerpo, así como un trato inhumano en prácticas invasivas para su cuerpo, su intimidad y dignidad. Todo ello es debido a que aún hoy existe una visión androcentrista y masculinizada de la medicina, así como de sus prácticas, aunque en los paritorios haya mujeres dentro de los equipos de ginecología y tocología.

La violencia obstétrica supone una violación de los derechos humanos de las mujeres, es una transgresión y una discriminación, a la libertad, a la seguridad, y a la dignidad de las mujeres.

Perspectiva histórica: OMS y ONU

Fue en 1827, en una publicación inglesa, en una crítica a las prácticas en los paritorios, cuando se hace la primera referencia que aparece a este tipo de violencia sobre el cuerpo de la mujer.

En 2014, la Organización Mundial de la Salud emitió la declaración “Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud” (respaldada por más de 60 ONG’s de todo el mundo) para alertar y erradicar los tratos irrespetuosos y ofensivos durante la atención al parto en centros de salud y hospitales maternos en países de todo el mundo. La OMS reconoció así que existe la violencia obstétrica y con esta declaración deja claro que este es un tipo más de violencia sobre el cuerpo de las mujeres que viola sus derechos, daña su salud, y amenaza su integridad física. Con esta declaración la OMS reclama la necesidad de combatir y erradicar este tipo de violencia sobre el cuerpo y el foro más íntimo de las mujeres, respondiendo así a los temores de las mujeres en relación con la atención del parto, y condenando rotundamente, sin dudas, todo tipo de violencia sufrida por mujeres y niñas en esta materia: el maltrato físico, la humillación y la agresión verbal, los procedimientos médicos coercitivos o no consentidos(incluida la esterilización forzosa), falta de confidencialidad, el hecho de no obtener el consentimiento plenamente informado a la hora de practicar un procedimiento, la negativa a suministrar anticonceptivos, las graves violaciones de la intimidad, la denegación de admisión a los centros de salud por no poder hacer frente al pago con el consecuente abandono de las mujeres durante el parto que puede llevarles a sufrir complicaciones que ponen en riesgo su vida y la del bebé cuando de otro modo no sucedería (estos casos son muy comunes en EE.UU).

En abril de 2019, la ONU publicó suinforme “Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica”.En el cual la ONU alerta sobre “el fenómeno generalizado y sistemático de esta forma de violencia” contra la mujer e insta a los responsables de cada país a “cumplir con sus obligaciones en materia de derechos humanos”, y a “encarar los problemas estructurales y las causas profundas de la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva”.

El informe fue presentado por la relatora especial sobre la Violencia Contra la Mujer, sus Causas y Consecuencias, Dubravka Šimonović, en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Algunos datos, hechos y efectos de la Violencia Obstetricia que se denuncian en dicho informe muestran una información valiosa e interesante en este tipo de violencia sobre la mujer que ha estado bastante invisibilizada, pero que en los últimos años gracias a la Cuarta Ola del Feminismo está empezando a ver la luz siendo cada vez más denunciada sobre todo por mujeres jóvenes a nivel mundial. Son numerosos los testimonios publicados por mujeres y organizaciones de mujeres en los medios sociales, de comunicación, publicaciones feministas, y en las RRSS. Estos testimonios han demostrado que esta forma de violencia es sistemática y generalizada.

En el mencionado informe se reconoce que estos problemas no se han abordado debidamente ni plenamente desde una perspectiva de los derechos humanos, en los servicios de salud reproductiva, en especial en la atención al parto y la violencia obstétrica en general.

Cabe destacar que para elaborar el informe se recibieron más de 128 comunicaciones de diferentes Estados, ONG’s, instituciones independientes y de miembros del mundo académico especializado en el tema.

Para abordar esta problemática, en el  informe se insta a aplicar un enfoque basado en los derechos humanos en servicios y recursos de salud reproductiva, sobre todo en la atención al parto, la violencia obstétrica y en todas las formas de la misma con el fin de erradicar estas diferentes formas de maltrato y violencia que sufren las mujeres, ya que no solo violan su derecho a vivir una vida libre de violencia, sino que también ponen en peligro su derecho a la vida, a la salud, a su integridad física, su intimidad, y su autonomía como persona.

Este maltrato y la violencia contra las mujeres en servicios y recursos de salud reproductiva, así como durante la atención del parto son parte de una forma continuada de las violaciones de los derechos de las mujeres y niñas que se producen dentro del contexto más amplio de la desigualdad estructural existente entre mujeres y hombres, consecuencia de la falta de un Educación en Igualdad.

El informe proporciona recomendaciones para  hacer frente a los problemas estructurales dentro de la atención al parto, salud reproductiva, sexual,  y  violencia obstétrica tanto en  sus causas como en el modo de encararlos y en comosentar las bases para que los todos los Estados cumplan con sus obligaciones en esta materia de derechos humanos de las mujeres; elaborando leyes, políticas, estrategias nacionales de salud reproductiva, y que además implanten mecanismos de denuncia que aseguren el cumplimiento de un enfoque basado en los derechos humanos, garantizando así la rendición de cuentas por las violar dichos derechos.

Los Estados partes en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), entre ellos España, como parte de la CEDAW tienen además la obligación de elaborar y aplicar sin dilación una política encaminada a eliminar la discriminación y la violencia de género contra la mujer, y en este caso en particular contra la violencia obstétrica en todas sus formas. Es una obligación de carácter inmediato, sin excusas ni demoras que no pueden justificarse por ningún motivo, ni por razones económicas, culturales o religiosas, ya que los DD. HH de las mujeres y niñas están por encima.

TIPOS DE VIOLENCIA OBSTÉTRICA

Cuando una mujer se queda embarazada es muy vulnerable y resulta muy fácil someterla y mentirle, porque ante un riesgo para su bebé, obviamente hace lo que sea para salvarlo, por eso resulta tan sencillo atemorizar a una embarazada, aunque no haya tanto riesgo, incluso aunque éste no exista.

Aquí algunas de las prácticas que estarían dentro de la Violencia Obstétrica.

  • La episiotomía: consiste en una incisión quirúrgica en la zona perineal con el fin de facilitar la salida del feto ampliando el canal del parto. Para ello se utilizan tijeras, bisturíes con una sutura posterior. La episiotomía está contraindicada por la OMS ya que no previenen los desgarros, y la experiencia sugiere que una política de episiotomía sólo en casos necesarios disminuye el riesgo para la mujer.

Las secuelas de una episiotomía pueden ser físicas y también psicológicas,  sobre todo en el posparto, ya que puede producir dolores durante el coito, incontinencia urinaria y fecal, teniendo en esos casos que recurrir a la fisioterapia, entre otros tratamientos. Por otro lado, la práctica de la episiotomía es un factor que puede provocar desgarros extremadamente dolorosos durante el parto.

  • El punto para el marido: práctica quirúrgica que se realiza tras el parto en mujeres donde se ha practicado una episiotomía. Consiste en coser la vagina realizando un punto más de lo necesario, sin consentimiento ni conocimiento de la mujer, con el fin de dejar la apertura vaginal más cerrada, pensando en un mayor disfrute para la pareja masculina en las futuras penetraciones. No es algo que sea conocido popularmente, pero que sucede y es conocido en los círculos sanitarios especializados. Los profesionales que intervienen en el parto, saben que está mal, pero en cambio es una práctica aceptada. En los últimos años se realiza mucho menos dado que los y las profesionales sanitarios que solían practicarla se han ido jubilando, aunque aún hoy quedan en activo profesionales de la “vieja escuela” que sí proceden a realizarla. El punto para el marido, no es algo que suceda solo en España, sino que sucede en países de todo el mundo. Hay que dejar claro que no era/es una petición expresa de la pareja de la mujer, sino que es una iniciativa de los propios especialistas con el fin de “dejar la vagina como si su mujer no hubiera parido”.  No existe una explicación clínica, indicación médica o razón fisiológica que justifique y que haga necesario este “punto de más”. La amplitud de la episiotomía es hacía el ano, y no en la entrada de la vagina que es donde se realiza “el punto para el marido”, además anatómicamente se sabe cómo coser y este punto no tiene sentido alguno. Respecto a las consecuencias físicas, personas expertas en esta materia aseguran que las mujeres a las que se le has realizado este punto de más, llegan a la consulta ginecológica aludiendo que sufren dolores en la entrada de la vagina en el momento del coito. Esto es porque cerrar de más la entrada de la vagina supone para la mujer tener los tejidos mal colocados, sin elasticidad, y el clítoris queda aprisionado en su parte terminal. Cuando la mujer tras ser explorada se le hacesaber que le han realizado una práctica quirúrgica sin su consentimiento, y sin ponerlo previamente en su conocimiento, descubrirlo le resulta traumático para ella. Cuando se realiza “el punto para el marido”, las mujeres son convertidas en un objeto para el placer ajeno, por una tercera persona que se atribuye la autoridad para inmiscuirse en la vida sexual de la mujer sin habérselo permitido, resulta humillante y es una invasión en la intimidad física. Es importante mencionar que es posible revertir el proceso con cirugía reconstructiva.
  • Cesárea: procedimiento quirúrgico que se realiza por encima de la pelvis a través de una laparotomía con el fin de extraer al bebé del útero materno. La OMS solo recomienda la cesárea cuando existe riesgo real de que un parto vaginal podría conducir a complicaciones médicas tanto para la madre como para el bebé.
  • El parto inducido: mediante la administración de oxitocina para provocar contracciones uterinas y la dilatación cervical antes de que comience de forma natural, cuando no hay razones reales y médicas.
  • Amniorexis (“romper aguas”): provocar rotura del saco amniótico de manera artificial, con o sin la administración de oxitocina, es un procedimiento común en obstetricia, con el fin de aumentar las contracciones y disminuir así la duración del parto. Sin embargo, no está exento de efectos no deseados para la madre y el bebé, información que suele omitírsele a la parturienta. El peligro de realizar este procedimiento viene dado porque los microbios presentes en la vagina pueden entrar a la matriz y provocar una infección en las aguas y las membranas.

Además, una vez se han “roto aguas”, ya no hay vuelta atrás y el bebé debe nacer. En un parto respetado y fisiológico normal, jamás se debe realizar una amniorexis artificial. De hecho, la OMS no recomienda esta práctica como un procedimiento rutinario, salvo en los casos en los que haya una detención del proceso del parto (unas 4 horas de detención). Aunque los resultados de los estudios que se han realizado han sido obtenidos en países desarrollados, en poblaciones de mujeres sanas y en hospitales con los máximos niveles de higiene, por lo que se entiende que en poblaciones donde esto no es así, sí puede ser necesaria la inducción rápida al parto, ya que en países en desarrollo la sepsis es la tercera causa de mortalidad materna.

La amniorexis artificial solo está justificada para extraer sangre al feto y medir el pH del bebé en el caso de que exista una sospecha grave de bienestar fetal y sea necesario confirmar el sufrimiento del bebé. Además, se ha comprobado que esta práctica realizada de manera adecuada reduce el número de cesáreas innecesarias. 

  • Maniobra de Hamilton: tacto vaginal con movimiento circular del dedo, que produce dolor y puede acarrear sangrados. Utilizada para inducir el parto.
  • Maniobra de Kristeller: presión con puños o antebrazo sobre el fondo uterino para que la cabeza del bebé descienda, aunque ahora, según las recomendaciones de algunos de los propios profesionales, sólo debe practicarse en la segunda fase del parto, cuando la cabeza ya está encajada, para facilitar la salida de la criatura.

Otros tipos de Violencia Obstétrica:

Esterilizaciones forzosas sin el conocimiento ni el consentimiento expreso de la mujer (muy común en casos de mujeres con discapacidad intelectual y/o diversidad funcional). La Mutilación Genital Femenina, los matrimonios forzados de mujeres y niñas por razones culturales o tradicionales, que son fuente de embarazos no deseados y abortos espontáneos sobre todo para niñas forzadas a contraer matrimonio con hombres mucho mayores que ellas (matrimonio infantil), con todo lo que ello conlleva para la menor. También las violaciones como arma de guerra, en algunos casos para infectar a las mujeres de VIH (SIDA), y en su otra modalidad más brutal, las violaciones con disparos de un arma en el interior de la vagina. En cuanto al derecho al aborto, se encuentran diferentes casos, ya sea por abortos obligados, o por la denegación del mismo, obligando a la mujer o a la niña a llevar el embarazo no deseado a término, aunque éste haya sido producido por un incesto, y/o violación dentro/fuera del núcleo familiar con la consecuente pérdida de la vida la niña durante el parto o el periodo de gestación; el aborto obligado, así como la denegación del mismo es una de las causas del suicidio en el caso de las mujeres. Cabe mencionar que algunos países las mujeres que abortan, aunque sea de manera espontánea y natural son llevadas ante la justicia y encarceladas.

El acoso/abuso sexual en las consultas de ginecólogos y tocólogos es algo bastante más común de lo que se cree y que suelen producirse durante exploraciones rutinarias que en muchos casos no son necesarias; las mamografías agresivas; el excesivo uso de anticonceptivos orales (entre otros métodos como el DIU, etc.) provoca efectos secundarios de los que en muchos casos a las mujeres no se les informa en pro de una supuesta comodidad a la hora de evitar el uso del condón y en pro de una “pérdida de sensibilidad” durante el coito. También la falta de intimidad durante el parto y durante todo su proceso, por una excesiva e innecesaria presencia de personal en un momento en el que la mujer está totalmente expuesta. Y, por último, no hay que olvidar los casos de niños y niñas robados que fueron arrancados de los brazos de sus madres con el consecuente perjuicio del bebé y de la madre en una práctica extremadamente inhumana que ha contado durante demasiados años con el beneplácito de la sociedad, instituciones sanitarias y religiosas siendo cómplices con su silencio mientras esto ocurría en sociedades como la española y en otros muchos países.

DATOS

Según el informe publicado en 2015 de The Lancet evidencia que, en España, en 1 de cada 4 partos se realiza una cesárea, lo que supone un 26,6%, por encima del 10-15% recomendado.

Según datos del Movimiento Natural de la Población difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en ese mismo año, un 29,8% de los partos en Extremadura fueron por cesárea, seguida de la Comunidad Valenciana con 29,7%, Cataluña con el 28,6% y Ceuta y Melilla con un 28,5%; siendo el País Vasco el que tiene un menor porcentaje (15,7%).

La OMS lleva años señalando que en el mundo se están practicando demasiadas cesáreas innecesarias. Los nuevos estudios han revelado que las cifras de muertes maternas y neonatales disminuyen cuando la tasa de cesáreas está entorno al 10%, y no hay evidencias de que esas tasas de mortalidad disminuyan cuando se supera esa cifra.

Otro dato interesante es el que aporta la SEGO en el que las cesáreas programadas en la sanidad pública representan el 25% de los partos, mientras que en la privada suben hasta el 45%.

España, por tanto, supera con creces la recomendación de la OMS. Desde la organización de El Parto es Nuestro, se denuncia que en nuestro país se practican demasiadas «cesáreas a la carta» y/o que no responden al bienestar de la parturienta y su bebé. De hecho, esta organización publicó el informe Nacer en horario laboral que señalaba que los nacimientos tienen lugar, sobre todo, de lunes a viernes, según la entidad.

A pesar de todo ello, lo cierto es que la tasa de cesáreas en España, tiende a reducirse, pero por el contrario son los partos inducidos los que se han convertido en otro problema que abordar ya que no se deja que el embarazo siga su curso natural. Se está normalizando la inducción en la semana 40, (cuando podría durar 2 más), lo que implica el uso de fórceps y ventosas, y complica el uso de anestesia epidural, con lo que eso conlleva para la parturienta.

Juan Luis Delgado, presidente de la sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), desaconseja totalmente la maniobra de Kristeller, pues resulta forzar el suelo pélvico y carece de sentido practicarla. En cambio, aconseja que cuando la mujer está agotada, es mejor ayudarla presionando el fondo del útero para corregir la posición del bebé. Ha de rechazar totalmente la práctica de que un profesional se suba encima de la mujer para empujar con fuerza, pues ello aumenta la posibilidad de un desgarro uterino, incluso de la rotura de vísceras.

En cuanto a la práctica de la episiotomía ésta se ha reducido drásticamente en los últimos años del 90% a un 40%; una tasa aun alta, pero dada su reducción supone un gran avance y que se explica entre otras razones porque hay más, mejores y mayores servicios equipos.

» Las episiotomías y las cesáreas innecesarias son síntomas de una sociedad que sufre de machismo, misoginia y patriarcado (…) Las mujeres hemos sido adoctrinadas para entender que el parto es así. Es decir, se nos educa para aguantar: nuestro cuerpo es secundario, no se puede hablar de él porque se considera algo sucio (…)”.

Jesusa Ricoy, fundadora del movimiento contra la violencia obstétrica

The Roses Revolution Movement.

Como suele suceder, la sociedad ignora el sufrimiento de las mujeres en su vida sexual y reproductiva. La violencia obstétrica está muy arraigada y naturalizada. A las mujeres siempre se nos ha educado para aguantar, callar, acatar y sonreír, aun y cuando hemos soportado y soportamos múltiples y variados niveles de violencia en nuestras vidas cotidianas.

Afortunadamente, hoy en día mucho menos. La sociedad ha avanzado, pero aún no lo suficiente. Todos y todas hemos oído casos de familiares o a nuestras amigas, pero se ve como algo normal y necesario y que es inherente a la vida y salud sexual y reproductiva de las mujeres.

En el momento del nacimiento para los médicos, amistades y familiares de la madre y el bebé, lo único importante es que ambos estén vivos, algo lógico y normal, pero que hace que se le quite hierro a todo lo demás, y no debería ser así. No se da la suficiente importancia a las secuelas que ese tipo de violencia vaya a producir en la vida de la mujer; secuelas que, en la inmensa mayoría de los casos, son vividos en silencio y soledad, porque aun hoy la vida sexual y reproductiva de las mujeres es un tema tabú.

Publicado el 16/03/2020

Artículo por LAURA ISABEL GOMEZ GARCIA

ENDOMETRIOSIS: cómo los mitos entorno a la menstruación afectan gravemente a la salud integral y la fertilidad de las mujeres

El presente artículo está basado en la información publicada por el portal de información y divulgación científica https://theconversation.com/es entre los meses de marzo y junio de 2020 y abril del 2021. Se tratan de tres magníficos artículos sobre endometriosis y adenomiosis. Los detalles de las fuentes están recogidos en la parte final de la columna para quien desee consultarlos de primera mano.

Hace tiempo que quería abordar este tema pues tengo varias mujeres de mi alrededor afectadas por esta enfermedad, lo cual me lleva a pensar que es una enfermedad común en mujeres en edad fértil, y de hecho a la hora de investigarla los datos que se tienen sobre su prevalencia en este grupo de población así lo avalan. Sin embargo, hace tan solo unos pocos años se ha empezado a hablar de ella, lo que ha propiciado que en los últimos años las afectadas por ella hayan comenzado a salir a la luz para denunciar lo que les sucede, y es ahora cuando sobre todo gracias a plataformas y asociaciones de mujeres, y al activismo feminista, que se han unido para que de una vez por todas se las escuche, pues como suele ocurrir en todo lo que afecta a la salud, vida y vivencias de las mujeres, la endometriosis ha estado invisibilizada durante demasiados años, porque no se ha escuchado ni hecho caso a las mujeres afectadas por ella haciendo que demasiados millones de mujeres de todo el mundo tuvieran una pésima calidad de vida, sin tratamientos médicos en condiciones e ignoradas en muchos casos durante demasiado tiempo.

Uno de los motivos por lo que esto es y ha sido así es porque todo ello se metía bajo el paraguas del mito de que la menstruación duele. No es que la menstruación duela, de hecho, no lo hace, ni ha de hacerlo, pues cuando produce dolor y encima es de tal grado que resulta incapacitante es porque algo va mal y es preciso hacer las pruebas adecuadas que permitan diagnosticar la enfermedad para poder tratarla.

El mito históricamente extendido de que la regla duele es porque este dolor era/es provocado en gran medida por la endometriosis que han padecido millones de mujeres pero que en vez de que la medicina se ocupara de investigarla, se obvió y normalizó porque es algo que se produce sobre todo durante las menstruaciones y claro, esto es algo “de mujeres”; o durante las relaciones sexuales y “bueno, es que las mujeres algunas son frígidas”, o no les gusta el sexo, o usan de excusa que “les duele” para no tener sexo, o se las etiquetado con el famoso trastorno del “vaginismo” que ciertamente existe pero que no siempre detrás de un dolor agudo durante el coito o durante la menstruación del que las mujeres se quejan tan amargamente tiene que ver con los casos que anteriormente he mencionado, sino que muy probablemente fueran/sean casos de endometriosis pero en vez de investigar y tratar a estas pacientes se las embutía/embute a pastillas o se las derivaba al psicólogo o al psiquiatra “porque todas sabemos que las dolencias de las mujeres se curan con tratamiento psiquiátrico, ambulatorio o con sobre medicación, porque estamos locas”(nótese mi ironía).

Por lo que, por favor, de una vez por todas, profesionales de la medicina y salud pública, cuando las mujeres nos quejamos de dolores, sean los que sean, no es por nada, sino que es por algo, porque no estamos locas y sabemos muy bien discernir cuando un dolor es producido por algo normal, y cuando no lo es. Tan solo nos escuchan cuando ya se han producido complicaciones mayores como la infertilidad y entonces ya es muy tarde.

¿Qué es la endometriosis?

La endometriosis es una enfermedad ginecológica que padecen entre el 10 y el 15% de las mujeres en edad fértil (alrededor de 200 millones de mujeres en todo el mundo, 1 de cada 10). La endometriosis se produce por un crecimiento anormal de tejidos del interior del útero (tejido endometrial) que se crean y crecen fuera de donde debiera normalmente. Estos puntos donde suelen producirse estas anomalías son a menudo en la cavidad peritoneal y en menor frecuencia en otros órganos cercanos.

El útero posee varias capas, la más interna de ellas es la que envuelve el útero por dentro y debe permitir la implantación del embrión a su llegada al útero desde las trompas de Falopio, además alimenta al embrión hasta la formación de la placenta. Cuando no se produce un embarazo, esta capa (endometrio) es expulsada (menstruación).  Este sería el proceso natural y normal, pero no siempre sucede así. Hay casos que quedan restos de menstruación por expulsar y éstos son depositados en las trompas de Falopio o en el interior de la pelvis. Este proceso anormal es lo que hace que el endometrio crezca en órganos que no son el útero, creando así tejido endometrial en sitios en lo que no debería haberlo. Esto es la endometriosis.

Normalmente estos tejidos endometriales ocupan los órganos más cercanos al útero, como los ovarios, las trompas de Falopio, la vejiga, etc. acarreando otros problemas secundarios derivados de este crecimiento del tejido endometrial en los órganos que se ven invadidos por tejido extraño como son los calambres y dolores agudos en cada menstruación ya que estos tejidos endometriales anómalos también sangran durante el periodo y suelen desencadenar una reacción inflamatoria en la zona afectada que contribuye también a la intensificación del dolor, llegando en ocasiones a producir dolores tan fuertes como los de las contracciones del parto. Por esto las mujeres que los padecen asocian de manera errónea estos dolores con dolores menstruales, y lo que es peor, los profesionales médicos también lo asocian, sin pensar que es posible que algo va mal y que es necesario hacer pruebas para ver qué está pasando. De ahí que tengamos que romper con ese mito de que la regla duele, y que es posible que duela intensamente como para incapacitarnos, porque rotundamente esto no es cierto. Así que si tenemos dolores menstruales intensos debemos acudir e insistir en que queremos que nos hagan pruebas pertinentes.

Entre los síntomas más frecuentes que produce la endometriosis están los dolores intensos e incapacitantes durante la menstruación, y durante las relaciones sexuales, así como en la zona de la pelvis, en cuyos casos imposibilitan el poder llevar una vida normal; además de estar detrás del 30% de casos de infertilidad femenina.

El diagnóstico de la endometriosis suele requerir la realización de pruebas quirúrgicas (biopsia) por laparoscopia ya que estas pruebas permiten comprobar de manera macroscópica las muestras de tejido y poder así confirmar el diagnóstico, pero para determinar qué grado de severidad presenta la paciente se deben de determinar y evaluar el número de lesiones existentes, cuánto tejido endometrial anormal existe, así como su extensión y la localización en la que encuentran. Además, muy importante, cabe puntualizar que el grado de severidad de la endometriosis no siempre está relacionado con el grado de intensidad del dolor que provoca pues hay mujeres afectadas por endometriosis leves que padecen dolores muy fuertes, mientras otras con endometriosis de severidad no. Como consecuencia las mujeres pasan por un periplo de alrededor de 6 consultas para que sean derivadas finalmente a ginecología y el diagnostico puede llegar a tardar una media de 7 años. Algo que resulta vergonzoso pues con un buen examen pélvico y con pruebas de imagen realizadas por personal de ginecología especialista en endometriosis podrían diagnosticar la enfermedad sin tanto calvario para las mujeres. 

La prueba determinante para diagnosticar con certeza la endometriosis es hacer una prueba quirúrgica por laparoscopia introduciendo una cámara microscópica a través del abdomen que permite ubicar dónde están las lesiones y así poder estudiarlas adecuadamente para emitir un diagnóstico certero.

Tratamiento

En cuanto al tratamiento éste se dirige a paliar los dolores agudos para poder sobrellevarla, y a combatir la infertilidad que en muchos casos produce esta enfermedad. Tratamientos tales como la prescripción médica de analgésicos, y/o terapia hormonal con anticonceptivos. En los casos graves generalmente se recurre a la cirugía para retirar los tejidos endometriales más afectados por la enfermedad. Y también la fisioterapia vaginal para el control del suelo pélvico con el fin de que las mujeres puedan controlar el dolor.

Factores de riesgo

Actualmente aún es un gran enigma el por qué se produce la endometriosis a pesar de que ésta afecta a un elevado número de mujeres y cuyas consecuencias para ellas y sus vidas son terribles, aunque recientemente profesionales médicos han descrito que pudiera estar asociado a determinados factores ambientales, inmunológicos y genéticos, lo cierto es que la escasa financiación y recursos destinados a la investigación de la endometriosis no ayuda a encontrar respuestas, tan solo se tienen ciertas hipótesis pero nada más. Nada que realmente expliqué el por qué o cómo prevenirla. 

En una publicación para “Human Reproduction Update” (https://academic.oup.com/humupd/article/26/2/214/5765414?login=true) fechada en febrero de 2020 escrita por el mismo equipo de investigación que ha escrito uno de los tres artículos en los que está basada la presente columna, propone una posible hipótesis de cuáles podrían ser las causas y el origen de la endometriosis, la cual plantea que la exposición en la etapa prenatal a una serie de factores podrían explicar el por qué en la edad adulta la mujer desarrolla esta enfermedad. Existen dos tipos de factores principalmente:

Factores químicos

Se ha observado en diferentes estudios que existe cierta relación entre la exposición a los contaminantes químicos medioambientales en la etapa prenatal y el desarrollo de alteraciones en el aparato reproductor femenino en la edad adulta, ya que estos contaminantes interfieren en la función hormonal.

Entre los contaminantes químicos medioambientales destacan:

Ftalatos, usados en perfumes, desodorantes, jabones, champú, cosméticos…

Parabenos, conservantes usados como conservantes en los cosméticos

Fenoles, aditivos en jabones, pastas de dientes, lociones para la piel, entre otros

Organoclorinas, presentes en insecticidas y pesticidas

Bisfenol-A, compuesto del plástico

Además, en mujeres con endometriosis, se han encontrado asociaciones frecuentes de altos niveles de disruptores endocrinos: estos disruptores endocrinos son sustancias químicas que pueden alterar el equilibrio hormonal y por lo tanto generan interrupciones o alteraciones en ciertos procesos fisiológicos que están controlados por hormonas. Hablamos de interruptores endocrinos, es decir, sustancias contaminantes, que pueden provocar infertilidad entre otras cosas.

Factores microbiológicos

Estos son los que están basados en una posible contaminación del aparato genital femenino con la microbiota fecal, ya que la distancia entre el ano y la vagina en la edad infantil es mucho más corta que en la vagina adulta y esto favorece dicha contaminación, que a su vez provoca una pérdida del equilibrio microbiológico de la microbiota cérvico-vaginal y que a sí mismo puede provocar una desregulación crónica del sistema inmunitario que generaría posiblemente una endometriosis posterior.

Endometriosis e infertilidad

He mencionado antes el falso mito de que la menstruación es dolorosa, y una de las consecuencias que este falso mito genera es que como está tan normalizado, (social e incluso médicamente), las mujeres no piensan que algo está yendo mal en su endometrio, y es solo cuando tratan de quedarse embarazadas y acuden a la cita médica es cuando descubren que padecen endometriosis, la cual en muchas ocasiones les genera una infertilidad, y es en ese preciso momento en el que son diagnosticadas con endometriosis.

El motivo por el que la endometriosis genera infertilidad es porque el crecimiento anormal de tejido endometrial afecta al correcto funcionamiento de los ovarios y puede producir obstrucción las trompas de Falopio, además la inflamación que genera la endometriosis perjudica la calidad de los óvulos e incluso puede llegar a impedir la implantación correcta del embrión en el útero (el endometrio es el revestimiento interno del útero, cuya función es permitir la implantación del óvulo fecundado cuando se produce el embarazo). Por eso alrededor del 50% de las mujeres con endometriosis se ven obligadas a recurrir a la reproducción asistida, la cual tampoco garantiza poder llegar lograr un embarazo y llevarlo a término con éxito.

Adenomiosis 

Si existe un desconocimiento bastante generalizado sobre la endometriosis, el desconocimiento sobre la adenomiosis es aún mayor, (los artículos de investigación publicados sobre la adenomiosis no supera el 10 % de los publicados sobre endometriosis), algo que resulta paradójico pues ésta es una enfermedad ginecológica muy frecuente (se estima que entre un 20- 35% de mujeres en edad reproductiva está afectada por esta enfermedad).

La adenomiosis, en muchos casos no causa síntomas que den la voz de alarma o por el contrario solo suele provocar molestias leves. Pero, sin embargo, en otros casos, sí provoca fuertes dolores pélvicos, abundante sangrado uterino, dolor intenso durante la menstruación, además de relaciones sexuales dolorosas y problemas de infertilidad llegando incluso a la esterilidad. Así que no estamos ante una enfermedad menor ya que se trata de una enfermedad crónica que merma de manera importante la calidad de vida de las mujeres y que repercute en su bienestar físico y psíquico.

¿Qué es y cómo se produce la adenomiosis?

La adenomiosis se da cuando células del endometrio penetran en el interior de la pared muscular del útero, y allí siguen funcionando de igual modo que harían en su lugar natural. Estas células endometriales desplazadas de manera anormal a la pared muscular del útero, aumentan y se degradan (por efecto de las hormonas del ovario) y producen un intenso dolor y abundante sangrado en cada ciclo menstrual.

De forma natural y normal, en mujeres en edad fértil, todos los meses el endometrio se prepara para un posible embarazo, pero si no lo hay el endometrio se desprende del óvulo y eso es a lo que llamamos menstruación. Pero cuando una mujer tiene adenomiosis, ese tejido endometrial aparece en el músculo de la matriz. Lo que diferencia a ambas patologías es que, en caso de padecer endometriosis, el endometrio también se implanta fuera de su lugar habitual, pero éste lo hace casi en cualquier parte del organismo (en recto, ovarios, vejiga, hígado, apéndice, etc.) mientras que, en el caso de la adenomiosis, lo hace en el músculo de la matriz. Así que podríamos decir que la adenomiosis es una forma de endometriosis.

Los síntomas de la adenomiosis se parecen mucho a los asociados a otras enfermedades ginecológicas como los miomas uterinos, o no ginecológicas como el síndrome de colon irritable. Es por esto que un elevado número de mujeres que la padecen se las diagnostica muy mal y tarde, o incluso nunca se las diagnostica con adenomiosis por lo que nunca llegan a recibir el tratamiento adecuado.

Para un correcto diagnóstico hacen falta dos cosas, uno, herramientas adecuadas de diagnóstico, y dos, profesionales de la salud de la mujer debidamente formados y cualificados para ello. Hoy en día se disponen de herramientas nada invasivas pero muy precisas para la detección de la enfermedad, como son la ecografía transvaginal y la resonancia magnética nuclear. Pero, de nada sirven estas técnicas de diagnóstico si no tenemos en la sanidad pública las y los profesionales sanitarios especializados en enfermedades de la mujer y en su cuidado específico. Al hilo de esto quiero referir a la columna que escribí el pasado mes de octubre sobre la salud de las mujeres (https://nuevarevolucion.es/ni-locas-ni-histericas-la-salud-integral-de-las-mujeres/) y cómo el infraconomiento y la escasa inversión en el estudio de cómo las patologías afectan de manera diferente a hombres y mujeres, y en patologías específicas (como estas de las que estamos hablando) propias que afectan a la salud de las mujeres hacen que todo ello repercuta terriblemente en la salud integral de las mujeres, por lo que es necesario que de una vez por todas la perspectiva de género y que las políticas de igualdad lleguen a la sanidad para mejorar la investigación, la atención sanitaria y la calidad de vida de las mujeres, porque hablamos de salud, y nos va la vida en ello (a las mujeres ya que somos sobre las que menos estudios específicos se realizan). No puede existir una única medicina, un único tratamiento, pues hombres y mujeres somos bilógicamente diferentes y las enfermedades no nos afectan por igual, habrá casos en los que sí, pero hay otros casos, otras patologías que deben ser investigadas y abordadas atendiendo a las diferencias biológicas de los sexos. 

El tratamiento más adecuado para la adenomiosis, suele variar dependiendo de la edad de la paciente, el grado de dolor que padece, los síntomas que presenta y si desea ser madre o no, y ha de abordarse de manera multidisciplinar. Cabe señalar que, al llegar la menopausia esta patología suele remitir por eso es importante tener en cuenta en qué momento vital se encuentra la mujer.

Existen tratamientos médicos con antiinflamatorios no esteroides y con medicamentos hormonales; también están los tratamientos con cirugía muy invasiva como la histerectomía (extirpación del útero) que se realizan cuando los síntomas son muy graves y tras haber fallado todos los tratamientos que se han probado previamente.

La salud que merecemos las mujeres

Algo que me dejó perpleja a la hora de leer e investigar para escribir esta columna, es que cuando cayó en mis manos la principal fuente de información en la que la he fundamentado es que uno de los autores de la investigación denunciaba que “los fondos dedicados a investigar esta enfermedad son escasos. Como muestra del escaso interés en la investigación sobre esta enfermedad, cabe destacar que el número de artículos científicos recogidos en Pubmed de la National Library of Medicine sobre “endometriosis” a finales de mayo de 2020 era de 27.958. A efectos comparativos, muy por debajo de los correspondientes a “in vitro fertilization” (47.604) o “dermatitis” (122.762). Lógicamente el número de artículos publicados en cada campo de investigación está relacionado con la cantidad de recursos invertidos en ese tema. De hecho, nuestro grupo de investigación carece de financiación pública al habernos sido denegados varios proyectos presentados sobre este tema en convocatorias nacionales y regionales”. 

Bajo ese cajón desastre de “es una enfermedad solo de mujeres”, se invisibiliza y silencian estas enfermedades (y tantas otras), como si fueran un mal menor o como si no afectaran a una cantidad importante de personas, algo que es asombroso pues cuando hablamos de enfermedades “de mujeres”, o problemas “de mujeres”, hablamos de algo que afecta al 52% de la población mundial nada más ni nada menos. Es como si se le restara importancia “por ser algo de mujeres” mientras que cuando son problemas de hombres se les da automáticamente una importancia universal y no son solo y únicamente “algo de hombres”. Supongo que ello es debido a que durante siglos la medicina, la ciencia y la investigación ha estado en manos masculinas y todo pasaba por ese sesgo androcentrista que obvia a las mujeres y su biología, como si estudiando a los hombres se nos estudiara también a nosotras, pero por suerte en las últimas décadas las mujeres se están incorporando a todos estos ámbitos y ello está propiciando una apertura de miras más amplia que aborde las realidades biológicas de ambos.

La mujeres que padecen estas dos enfermedades no solo tienen peor salud y ven afectadas sus menstruaciones sino que hablamos de un problema de salud que las impide hacer vida normal, y no solo a la hora de querer ser madres, también en su día a día, ya que estas pacientes suelen presentar altos índices de absentismo laboral derivado de los dolores fuertes e intensos que sufren y que a su vez repercuten en su salud mental, por algo a lo que encima se le resta importancia “Vamos es solo la regla, no será para tanto”, se les dice, entre otras frases manidas que denotan una ignorancia y sexismo brutales.

Estas mujeres son uno de los grupos de pacientes olvidados por el sistema sanitario. En España, las comunidades autónomas en su inmensa mayoría no tienen unidades específicas de endometriosis con profesionales cualificados que puedan tratarla. Esto conlleva graves consecuencias a nivel psicológico para las enfermas, pues vivir con dolor crónico es realmente incapacitante, y muchas acaban desarrollando una depresión, por no hablar lo que en muchos casos supone para una mujer que desea ser madre no poder serlo. Pero lo peor es que se avanza en la investigación y tratamientos de otras enfermedades y en cambio la endometriosis y la adenomiosis a pesar de su amplia prevalencia dentro del sexo femenino sigue sin tener financiación para su investigación y esto hace que aun a día de hoy no se sepa cuál es realmente el desencadenante de las enfermedades y como tratarlas. Por eso las millones de afectadas, de todo el mundo, se unen en asociaciones de mujeres que las padecen y claman por darles visibilidad e instar a crear guías profesionales para personal sanitario y médico, para crear unidades específicas dentro de la ginecología con profesionales formados adecuadamente y sobre todo para la dedicación de fondos suficientes para su investigación, porque sin todo esto es imposible tratarlas adecuadamente y están mucho más lejos de poder ser curadas.

Para finalizar, como ya es costumbre, cierro el artículo con una frase, esta vez de la Asociación de Afectadas por la Endometriosis de Cataluña: “Si todas las mujeres afectadas por endometriosis del mundo formaran un país, sería el séptimo mayor del mundo”.

Fuentes:

https://theconversation.com/una-posible-explicacion-al-origen-de-la-endometriosis-139334

https://academic.oup.com/humupd/article/26/2/214/5765414?login=true

Autoría: María del Pilar García Peñarrubia (catedrática de Inmunología, Universidad de Murcia), Antonio J. Ruiz Alcaraz (profesor asociado, Universidad de Murcia), y María Concepción Martínez-Esparza Alvargonzález (profesora titular de Inmunología, Universidad de Murcia).

https://theconversation.com/endometriosis-una-enfermedad-dolorosa-infradiagnosticada-132034

Autoría: Eva M. Galán Moya  Bióloga molecular e investigadora del Grupo de Oncología Trasnacional del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas, Universidad de Castilla-La Mancha.

https://theconversation.com/adenomiosis-la-hermana-pequena-de-la-endometriosis-158468

Autoría: Francisco Carmona Herrera (miembro del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi Sunyer – Hospital Clínic Barcelona / IDIBAPS y profesor de Ginecología, Universitat de Barcelona).

Artículo originalmente publicado en: https://nuevarevolucion.es/endometriosis-como-los-mitos-entorno-a-la-menstruacion-afectan-gravemente-a-la-salud-integral-y-la-fertilidad-de-las-mujeres/

Artículo escrito por: Laura Isabel Gómez Garcia, La Gata Negra.